El buen momento de la fuerza laboral senior: Relatos de trabajadores y empresas que se sumaron a la tendencia

Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, entre 2010 y 2019 la cantidad de adultos mayores que se encuentran trabajando en Chile aumentó en un 71%. Para 2035 se prevé que un 18,9% de la población en Chile será mayor de 60 años. The Clinic recopiló diferentes casos de adultos mayores en el mundo laboral que retratan este creciente fenómeno, donde las presiones económicas —como pensiones insuficientes— juegan un rol importante a la hora de decidir buscar trabajo.

Se buscan trabajadores seniors

David Allendes, gerente de negocios, explica que fue a raíz de la situación observada en sus círculos familiares cercanos que comenzó a identificar una problemática. Sus padres y tíos estaban ad portas de jubilar, y había una preocupación en torno a las pensiones.

“Estaba relacionado a si iban a seguir trabajando, si iban a poder complementar los ingresos, y por otra parte había muchos que no querían dejar de trabajar y querían saber qué iba a pasar con su vida laboral, porque se sentían activos, sentían que podían seguir entregando. Ahí empezamos a analizar todos los datos duros”, dice Allendes.

El 2015, cuando junto con su amigo Ignacio Hinojosa empezaron a analizar la situación, ya se proyectaba un aumento de la población adulto mayor en Chile. Entender eso, dice Allendes, y que las oportunidades laborales no consideran a las personas mayores, “nos indicaba que había una problemática social. Partimos como un emprendimiento social que quería entregarle oportunidades laborales flexibles o formales a personas sobre 50 años. Para eso encontramos que la tecnología era un gran aliado, entonces lo primero que hicimos fue lanzar un marketplace de servicios”.

Así fue como comenzó ServiSenior, una plataforma web donde personas naturales podían pedir servicios a su casa, como limpieza de domicilio, planchado, llevar el auto a la revisión técnica, cuidado de familiares, etc. Todo realizado por personas mayores de 50 años (seniors). Las personas catalogadas como “seniors” podían (y pueden) ofrecer sus servicios dentro del mismo sitio web.

Algunas características de las personas mayores como el compromiso, la proactividad y la puntualidad, dice Allendes, les ayudaron a brindar niveles de servicio por sobre el estándar en general.

De a poco fueron cubriendo diferentes tipos de industrias, desde profesores particulares hasta trabajadores de la salud y del rubro automotriz, que se fueron viendo reducidas con el avance de la pandemia. Sin embargo, una logró perdurar: los despachos y retiros a domicilio. Así, fueron buscando trabajadores seniors que cumplieran con ciertas características, como contar con un automóvil apropiado.

Una de las empresas con las que trabajan es Circular. “Ellos hacen un retiro que es sustentable, es para volver a reutilizar bolsas, y además lo hacen con impacto social senior. Entonces tiene triple impacto. Lo hacemos con otros clientes también, como despacho y retiro de envases. Estamos aportando una cadena de sustentabilidad con impacto social”, asegura Allendes.

Hoy es categórico respecto a la situación de los adultos mayores en el mundo laboral. Siente que los apoyos existentes son casi nulos. “Cuando no había una ley de inclusión de personas que tengan capacidades diferentes, tenías a miles de organizaciones tratando de vincular a empresas con estas personas. Muy pocos privados, como empresas, haciendo cosas de ese tipo. Salió la ley de inclusión y ya no daban abasto”.

“Hay un cambio generacional con esta era digital que ha permitido o que ha hecho que a mi parecer se vaya desvalorizando la experiencia. Eso es sumamente difícil cambiarlo, si no hay leyes que lo amparen, si no hay beneficios tributarios para las empresas que tengan alguna dotación o contratación y subcontratación de seniors”, dice Allendes.

Y añade: “Hoy hay iniciativas pero son bien particulares, como sellos que han ido saliendo. Nosotros hemos estado metidos en todos los temas laborales de personas mayores. Partimos de hecho vinculándolos con trabajos formales, y cuando nos dimos cuenta dijimos ‘esto es como ir contra la marea’, surfeando una ola de cuatro metros con una tabla de medio centímetro. Faltan muchas cosas para que se dé el escenario de que esto funcione”.

Una pareja al volante

Fue hacia fines de 2020 cuando Juan Godoy encontró en internet el sitio web de www.servisenior.cl. Ya llevaba meses cesante, y el encierro por la pandemia lo tenía agobiado. Había cumplido 70 años en marzo, y las ofertas laborales a las que había postulado no habían llegado a puerto.

Encontrar esa opción laboral fue todo un alivio, asegura. Juan Godoy formó parte del Ejército hasta el año 1999, y comenta que la pensión que recibe no es suficiente para seguir haciéndose cargo de los diferentes gastos que aún tienen junto a su señora Ana Rencoret (67), como los pagos pendientes de su casa propia en Maipú, y los gastos de luz y agua, entre otros. Por lo mismo ha seguido trabajando desde ese año, desempeñándose principalmente como guardia de seguridad, pero al inicio de la pandemia quedó cesante.

Al encontrarse con el sitio web ingresó sus datos, y al poco tiempo ya se encontraba trabajando. El primer día, cuenta, fue un poco complicado. “Un señor que estaba me explicó cómo se usaba la aplicación. Fue difícil, llegué a las 9 de la mañana y volví a las 11 de la noche a la casa, me demoré por la aplicación”, explica.

El segundo día fue mucho más expedito. Ya sabía mejor cómo utilizar la app, y además contaba con una acompañante: su señora. Ambos estuvieron entre octubre de 2020 y marzo de 2022 realizando despachos y retiros por distintas comunas de Santiago para diferentes empresas, principalmente para Circular.

Ana Rencoret y Juan Godoy. Autoría: Servisenior/Somos Circular

“Trabajaba con mi señora, ella era mi copiloto, iba con mi celular y el de ella viendo las rutas. Yo me bajaba a entregar el paquete y ella se quedaba en el auto. Ahí íbamos repartiendo los dos en la mañana hasta terminar a las 5 de la tarde”, cuenta Juan.

Aparte de tener trabajo, una de las cosas que a Ana le gustaba de su labor era que, en los meses de cuarentena, podían salir a recorrer la ciudad con un permiso laboral. “Los meses que estuve encerrada en la casa las murallas se me venían encima. No podíamos salir, menos por el riesgo, estaba estresada, entonces el trabajo de entrega me sirvió mucho, porque podíamos salir, movernos, ver otra gente. Me sentía bien, y lo mejor es que no me pusieron peros por la edad, porque en otras partes uno manda un curriculum y te ven la edad y ni siquiera te dan la oportunidad de mirarte si estás activa, si eres capaz o no. Ellos me abrieron las puertas y me trataron muy bien, sobre todo en Circular”, dice Ana Rencoret.

“Cuando me ignoraban al buscar trabajo me daba pena, porque yo he sido una mujer muy activa, antes trabajaba en un Punto Copec, era jefa, tenía mucha actividad. Sabía ingresar facturas, hacer pedidos, responder, pagar, hacer turnos… y que de repente te miraran y te dijeran ‘no, es muy mayor’… He sido activa toda mi vida. Cuando a mi esposo le dieron esa oportunidad y después me la pasaron a mí, me sentí bendecida, como que te valoran… contenta, muy contenta”, añade.

Actualmente Juan y Ana se encuentran trabajando en el aeropuerto de Santiago, desempeñándose como guardias de seguridad. Ambos están agradecidos por esta nueva oportunidad. “Con nuestro trabajo le dimos educación a nuestros hijos, y ahora estamos trabajando por los dos. Yo voy a seguir trabajando hasta que Dios no permita otra cosa”, dice Juan Godoy.

“Las personas mayores somos más responsables, cuidamos el trabajo. Una trata de hacerlo lo mejor posible para que estén contenta contigo. Antes, cuando repartíamos, algunas personas nos daban propina. Yo le decía que no, si es mi trabajo. ‘Por último para una bebida’, me decían. Eso te reconforta. Sientes que hay gente que te valora a pesar de ser mayor”, concluye Ana Rencoret.

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